martes, 3 de septiembre de 2013

El último Cigarrillo

Aunque no se acordaba cuál había sido el primero decidió 
que ese próximo sería el último.
Se levantó de la cama,
 puso el agua para el mate; 
en camisón y pantuflas 
fue a lavarse la cara 
con agua fría como de costumbre. 
Se sentó en el sillón, 
despeinada, 
miró los malvoro común,
 tomó con sus manos temblorosas 
y encendió la llamita del encendedor gris. 
El cigarro aún apagado en la boca 
y el fuego ardiendo. La pava empezaba a sonar.

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