Hoy volví.
Estaba tan frío y perturbado como lo había dejado. Las paredes sucias, los vidrios sin una mínima porción de transparencia, los pisos opacos... gritándome desde cada esquina las cosas que en él ocurrieron. Como si fuera un fantasma disgustado, como si fuera mi condena misma al girar la llave y volver a ver todo, como era al principio cuando me enamoré de sus paredes, de su luz, de su modernidad. Luego, cuando vivíamos cada día como un regalo, con tanto que hacer, con tantas cosas que compartir en esta ciudad, como amigas, como casi hermanas, y esas charlas en las que terminábamos llorando, aquél tiempo que simulaba caminar en nubes algodonadas, el refugio que me sacó de los gritos y el descontrol y se volvió tan triste, con el silencio de tumba, con palabras no dichas, con tristezas eternas, donde se acaban las amistades, los recuerdos, las alegrías y es ahora un testigo del orgullo y de la desesperación, de la ausencia, de la no existencia.
Fue testigo de un amor desdichado, fugaz y cruel, testigo de mentiras, de adrenalina de miedo.
Yo me acuerdo de esa noche, muy tarde, todo estaba vacío y no quedaba más que un par de objetos tirados en el suelo, el eco que resonó al girar la llave y descubrir la soledad, el silencio del espacio vacío de un viernes a la noche, que entre alegría y pena fue amoblando poquito a poco. Mis amigos, el pictionary, las salchichas y las papas fritas.
Hoy volví a entrar a esa caja de zapatos construida tan frágil como si fueran galletitas, galletitas de agua que dejan saber lo que pasa del otro lado y no da un mínimo de intimidad, de las peleas, de las charlas, de los porteros sonando, de las reconciliaciones.
Romy y Bet, Canela, y Gasmine...
Cómo me hubiera gustado hacer las pases con vos, serás para mi "el condenado 805", no tuve tiempo, lo siento mucho. Te transformaste en mi carma, mi pesar, mi dolor, mis malos recuerdos, y me fui sin mirarte más, sin querer verte más. Y hoy regresé. Casi sin querer, no por vos, maldito condenado, si no por mi. y ya ves, pensé que sería más fácil, pero en esas paredes absurdas y sucias quedó parte de lo que fui y hasta el último día hubo cosas que pretendieron remediar nuestra relación.
Quien sera que viva en el 805, sepa amarlo como yo lo amé, pero no se deje engañar, esta tan maldito que no permite un ápice de esperanza.
Algo extenso como para despedirse de un departamento, no me importa lo que creas. es cierto.
LOCA?? DOCTOR!!!