miércoles, 17 de agosto de 2011

"No me hables de amor, su voz exclamó" (leeme)

Prefiero que no digas nada.
Estamos bien, nos vemos de vez en cuando, compartimos una pelicula, un cafe, una charla que no nos compromete a nada...
Somos dos personas Solas, con costumbres y manías que la vida ya pego con pegamento indeleble en la piel del corazón: No me gusta hablar cuando recién me despierto, necesito un rato de silencio, que el mundo se me vaya apareciendo de a poquito, porque de golpe me sacude y me atormenta.
A vos no te gusta que te invadan, ni que toquen tus cosas.
El sólo hecho de que mire con insistencia el título del libro que estas leyendo, te da urticaria.
Supongo que a los dieciocho hubiéramos podido estar encimados todo el día, o prendidos al teléfono repitiéndonos un millón de veces lo que ahora ni siquiera debemos dejar pasar cerca de nuestros pensamientos.
Supongo que hasta hubiésemos intercambiado remeras, jeans, medias, perfumes...
Pero ahora no.
Ahora tiene que haber una distancia fija, permanente.
Una distancia que solamente vos podés manejar.
Si yo intentara hacerlo... se quebraría la cinta de cristal que nos une-por llamarlo de alguna manera-.
Cuando, ingenuamente, siendo la que fui siempre, abrí mis sentimientos de par en par, como si fueran una ventana... Te asustaste tanto, que pense que saldrías corriendo y no volvería a verte jamás.
Menos mal que pude rebobinar y sacar de la manga ese As misterioso que es mi sonrisa ambigua de "Fue una broma, tonto", "Yo no fui", "Estas equivocado", etcétera, etcétera...
Y te confundiste.
Te tranquilizaste.
Te volvió el alma al cuerpo.
Laberintos. Los hombres con el tiempo se van convirtiendo en laberintos.
Laberintos de vidrio irrompible, antibalas, reflex, nada lo rompe o lo astilla.
Y una mujer se pasa una parte de la vida tratando de encontrar la salida.
Vueltas y vueltas por esos caminitos cansadores, que parece que desembocan en una plaza y te enfrentan con un precipicio. Que parece que se abren al cielo y te empujan al infierno. Que parece que te dan la libertad, pero te engrillan...
Por eso me contuve, me detuve, y no entré.
Desde afuera es mas fácil.
Puedo ir caminando a tu lado, o deternerme y dejarte ir.
Después volvés, o apresuro el paso y te alcanzo. Pero no tengo que estar todo el tiempo consultando el manual.
No me preguntes nada vos tampoco.
Porque me voy a arrepentir de responder algo que debia haber callado.
No se cuales son las respuestas que querés que te de.
Y si me equivoco quizás lo utilices para sacar algún provecho, alguna ventaja que no voy a darte.
¿Por qué?... Porque estoy muy sola y tu esporádica compañia me resulta imprescindible.
No tengo ganas de contarle la historia de mi vida a un tipo nuevo, desconocido. Ni de escuchar la historia de su vida.
Esto que parece egoísmo no es mas que cobardía... Tal vez...
¡Puse tantas veces el interés y el entusiasmo en la canasta equivocada!
No tengo lágrimas.
Si sigo llorando... se me borrarán los ojos.
Entonces... Cuido este conato de paz o lo que fuera...
Cuido estas pocas horas compartidas que me acercan a una temperatura humana.
Cuido estos encuentros prolijos que le hacen puntuales paréntesis a la soledad.
A los dos nos gusta el Jazz. A los dos nos gusta el tango. A los dos nos gusta el cine.
Los dos tuvimos un pasado al que nos referimos con recato, veladamente.
No nos agredimos ni nos lastimamos.
No sufrimos.
No somos felices.
No somos desdichados.
No nos explota de amor el pecho.
¿Qué será mañana? ¿Qué sucederá?¿Para qué buscar la respuesta, si las respuestas no nos sirven para nada, si son verdades nada más que por un ratito, si no duran, si se rompen, si se evaporan, si pueden ser puñales?
Pensar que fue la letra de un tango que estábamos escuchando en ese bar la que me alertó...
Penosa o realista... "No me hables de Amor, Su voz exclamó..."
Y por eso callé.
Y por eso le puse freno al sentimiento y por eso seguiré esperando.
Que sea lo que puedas. Lo que podamos.
Poldy Bird
Para vos... (NAO).

jueves, 11 de agosto de 2011

Donde quiera que estés, amiga, yo aún te espero, con mis brazos abiertos ...

¿No te duelen los ojos de tanto mirar para atrás?

Me duelen, porque me pregunto una y mil veces si es posible, de repente, fantasear con lo que fue, lo que hubiera sido si... Si hubiera hecho determinadas cosas... mi cabeza no tolera eso que muchos llaman realidad, eso que queda escrito en los diarios de quienes no saben soñar; y nosotros, yo... que sueño de más, no puedo parar de pensar. De soñar. De creer. De negar.
Nunca me pregunté si dejaste de soñar.
Quiero que alguien me diga, que me convenza que se puede corta el dolor. Que se puede ser fuerte, de pronto, con una dosis de algo, para ser un gran reciliente, para volver a sonreír... Que alguien me cuente de donde se sacan las fuerzas ante una pérdida de ese alguien que se amaba tanto, esa persona que se hizo gigante ante las dificultades y se hizo madre, y hermano, y protector... Y ya no esté.
¿Se puede ser feliz?
Yo no se tantas cosas... Yo no se ya si está bien o mal. Sólo sé... que entregué mi tiempo en caricias vacías que pretendía que curaran, o acompañaran en una tristeza inmensa de creer en la gente.
Te lo dije... Está la luz, y la oscuridad... Malditos sean los grises que nos matienen en esta monotonía. Yo quiero ir a la luz, quiero claridad.
No puedo darte un beso con rouge, no puedo sonrojarme cuando digas un alago vano, no puedo hacer que tus ojos brillen, pero puedo dar de mi para hacerte sonreír, aunque sea un momento.
No soy la chica que recibe flores, no soy la que recibe mensajes a la madrugada, ni la que compra chocolates para dos.
Sólo soy yo.
Desgracia del País de las Maravillas, del otro lado de los espejos... No estás vos ahí, ni tampoco estoy yo realmente... quiero estar ahí, porque esa mínima parte de la realidad que a veces vivo no me gusta, me esta asesinando.
Estoy. Desaparezco. Por esperar.
Esperar que ese alguien me abrace, sobre todo, porque se que es imposible.
No lo puedo creer... maldita realidad; ¡si me gustas! ¡así, viejo! pero lejos, lejos en el cuerpo, lejos en el tiempo: perdidos en el tiempo, creo que me equivoqué en el tiempo de llegar porque vos ya estabas, llegué tarde.
Me duelen los ojos, pero aún miro para atrás, porque quiero saber, estoy deseosa de conocer las fantasías de tu mente, de tu camino, de esos imposibles que nos llevaron a rosarnos.
Daniela Bilche LOCA?? DOCTOR!!!