Hay días, como hoy en los que miro alrededor y me veo a mi, en el centro de un caos, un caos que nadie ve, pero son protagonistas.
Prendemos una velita de deseo para que este próximo año nos llene de dicha y maravillas, siendo que hoy no tengo ganas de que haya mañana. Superman nunca viene por acá. Me veo como esa cigarra que cantaba cantaba y se abrojo tanto pero tanto para que el viento no la lleve que terminó muriendo aplastada por un pie que no esquivó por estar tan aferrada a eso que creía que la protegía. O como el tipo ese del que se hablaba en un libro, que era tan pero tan miedoso que no salía de su casa, por miedo a las personas, miedo a la oscuridad, miedo a los perros, miedo al agua tanto que no sabía nadar. Hasta que un día tan pero tan asustado este hombrecito miedoso se encerró en su casa y de tanto miedo que tenía se largó a llorar, y lloró, y lloró tanto que se ahogó en sus propias lágrimas...
Hoy soy un poco cigarra, cantando para que pase el peligro, y un poco este hombrecito miedoso.
Tengo tanto miedo a perder que estoy perdiendo a esa persona que no quiero que se vaya, miedo a no percibir el peligro y ser aplastada por la realidad, esa realidad que me dice tantas cosas que no comprendo y quiero acabar con esto.
Cuántas veces le hablé a ese Dios que espero diciendole que me hiciera el favor de sacarme este pedacito de vida que viví pero acá estoy, nuevamente dandome la cabeza contra una pared... Gritando... Llorando... Buscando eso que había encontrado y perdí.
No tenia un rumbo. Hoy lo tengo, y no lo quiero.
Me despido de ESTE mundo, da asco. Sus personitas son malvadas... No me despido de la vida, mi corazón seguirá latiendo hasta que él mismo tome la decisión de dejar de hacerlo, está enfermo, como todo mi cuerpo, que poco a poco va cayendo a un vacío, no hay vuelta atrás, mi cuerpo está enfermo... Mi alma no.